30.12.11

Dosmilonce.

Cuando me plantié hacer este escrito supuse que no iba a ser tan fácil. Sinceramente no se que escribir. Quizás sea que no quiero escribir, y escribir a la fuerza no sirve. Cuando llega el momento de la inspiración es cuando se debe escribir, pero viendo el caso de que ya es el último día del año, voy a presionarme y ver que sale.
No tengo recuerdos importantes de este año, como para alardear sobre ellos. Creo que no fue un año del todo productivo. Pienso, busco, pero en mi memoria no se aparece el momento dos mil once. Si puedo destacar el simple hecho de que no perdi nada ni a nadie, y creo que es importante. Recapitularé en secciones.
Estudio: terminé el secundario, aunque tengo dos materias por rendir todavía. Creí que iba a ser un momento irrepetible, pero no lo sentí como tal. Fin de año se acercaba y llegó la fiesta que tanto esperé, la de egresados. Mal no la pasé, pero creo que no fue lo que esperaba. No se si me desepcionó la fiesta o yo la desepcioné a ella. El último día de clases lo ví desde lejos. Ese momento que no disfruté durante los otros años, solo para hacerlo este año. No lo hice. No sentia que era el momento aún. Adios secundario, adios adolescencia. Finalmente voy a entrar al mundo que tanto quería, siempre me senti mas adulta que el resto. Sueño con eso todos los días de mi vida, y ya estoy a un paso de conocerlo. La ansiedad me mata.
Amistades: siempre supe quienes estarían de mi lado siempre, por eso nunca quise animarme a conocer más gente. Lo hice, pero no todo resulta como parece. Muchos de ellos, algunos hombres, otras mujeres, me fallaron. Ahí es cuando te das cuenta que tanto esfuerzo fue solo un desperdicio, que realmente nadie te valora en este mundo egoista, que solo buscan el benficio propio. Aprendí que muchos de los que consideraba amigos se quedan en el camino, y creo que eso es mejor a que tener gente al lado tuyo que no sea genuina. Y algo muy importante también aprendí, que siempre la culpa la tengo yo.
Familia: lo de siempre. Quilombo tras quilombo tras quilombo. A esta altura de mi vida ya no se que creer. Siempre en el medio termino, me guste o no. Y mientras escribo se me caen las lágrimas. Me dijeron que me voy a acostumbrar, que es normal que me pase, pero no lo aguanto más. Ya no se qué hacer, a quién responder. Ya no se nada. Lo único que quiero es que eviten hacer contacto conmigo. Por un tiempo aunque sea.
Creo que eso fue lo más relevante de mi año. Seguramente muchas otras cosas pasaron, pero no me acuerdo o quiero acordarme. Si voy a mencionar las tardes de locura que pase con mis amigas, la cantidad de estupideces que decimos, inventamos y de las que nos reimos, las salidas a bailar, el cierre de sunset. Creo que son la luz en mi camino, que sin ellas no soy nadie, y que el día que me separe voy a estar muy arrepentida. Son lo que más quiero en el mundo, son quienes me ayudan cuando lo necesito y quienes me sacan una sonrisa en el peor momento.
Gracias a los que compartieron este año junto a mi, no los voy a mencionar porque son demasiados. Gracias por bancarme en todas. Gracias por compartir tantos momentos. Gracias por hacerme reir. Gracias por hacerme llorar. Gracias por todo. Gracias a todos ustedes crecí. Gracias a ustedes soy lo que soy. Gracias a ustedes se quien soy.

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