26.3.15

Imperfecto a simple vista

Lo único que me quedó es un recuerdo. Tu recuerdo.
Tu mirada: ojos penetrantes, mirada fija, como si me estuvieras viendo el alma, como si supieras lo que pienso, como si me desnudaras por completo. Nunca dejaste de mirarme un segundo y eso es lo que más extraño. Soy completamente vulnerable a tus ojos.
Tu sonrisa: dientes perfectamente alineados, las comisuras de tu boca en armonía con tus ojos y una risa particular. De todas las sonrisas que conozco la tuya es la que más me gusta, como si hubiese sido diseñada para mí. El sonido que provoca, tu risa, tu respiración, parece celestial.
Tu cuerpo: imperfecto a simple vista como todo ser humano. Perfecto para mí. Cada detalle lo recuerdo a la perfección, cada tatuaje, cada cicatriz, cada lunar en tu piel. De piel morocha, tus extensos brazos que solían abrazarme, tu masculina espalda y tus cálidas manos que acariciaban mi cuerpo. Como olvidarlo.
Tu alma: tan sencilla, tan pendeja, tan irresistible. Conmigo no temía mostrarse tal cual es. Llanto, enojo, soledad, temor, dolor, felicidad, cariño; cual fuese yo lo percibía. ¿Amor? Es lo único que no pude descubrir. Quizás se guardó para otra persona, una correspondida.
No me arrepiento de nada. Sólo me hubiese gustado que no existieran las complicaciones.
No lo puedo olvidar. No te puedo olvidar. No te quiero olvidar.

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